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jueves, 31 de julio de 2014

LLUVIA

LLUVIA

Que destruyes
... y construyes
Lluvia en el lago de Yarinacocha, Ucayali, Perú

Lluvia,
como la misma noche,
como el mismo día,
como tu misma vida;
la misma esperanza.

Lluvia,
como la luz de luna,
como el azul atardecer,
con mi misma vida;
el mismo aire.

Lluvia,
como el calor infernal,
como el frío glacial,
como la misma vida;
la misma siempre.

Lluvia,
como la bendición divina,
como la maldición satánica,
como el agua de la muerte;
el agua de la vida.

Lluvia,
como el ímpetu de los vientos,
como la quietud de las aguas,
como el infinito cielo;
que cubre todo lo existente.

Lluvia,
como la alegría espiritual,
como la tristeza material,
como el dolor profundo del alma;
la soledad infinita.

Lluvia,
que vas de la tierra para el cielo
y vienes del cielo para la tierra,
esparce el consuelo, desde el santo cielo
¡Riega los campos, purifica el espíritu!

Lluvia,
perpetua gota del cielo,
perpetua gota de la nada.
De la nada... que destruyes,
del cielo... que construyes.

viernes, 11 de enero de 2013

LEJANÍA DE AMOR

LEJANÍA DE AMOR
La imaginación que embarga mi sentimiento,
me lleva hacia tu lejana tierra de invierno.
La soledad que abraza mi aventura, me lleva hacia ti,
sobre las crecidas aguas de febrero y marzo.

Aunque no estás presente,
te siento  junto a mí.
Y en mis sueños eres mía,
como la abeja es dueña de su panal,
al sorber su miel  de nutritiva felicidad.
en las mañanas, en las tardes, en las noches.
Así te siento, sólo mía ¿cómo no extrañarte pequeña?.

Al despertar lejos de ti,
mi corazón se embriaga de amor,
al encontrarte encantada
en fina arcilla, al pie de las alturas;
y al palparla, sé que eres tú, morenita mía.

Entonces, zarpo del puerto de la tarde,
desde  San Antonio del Pachitea
hasta la isla de Abancay.
Voy bajando por el río,
conversando con el viento hacia tu tierra de invierno,
lejanía de amor.
Vista de la desembocadura del río Pachitea en el río Ucayali, lado inferior izquierdo.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

SOBREVOLANDO

SOBREVOLANDO

 


Mi alma vaga, divaga por pedazos entre ríos y montañas
de una región desconocida, ahora por mí, donde vivieron
mis antepasados.

Soy alma errante que sobrevuelo, cual mitológico Pegaso,
la Cordillera Azul enclavada en un mar de verdes árboles;
que a la distancia se confunde con las nubes del cielo.

Voy raudo y calmo,
asciendo, desciendo;
camino, troto, corro; subo, bajo.

Levanto el vuelo cubriendo paisajes, laderas colinas, desfiladeros; cañones, abras; picos, cimas, abismos; escarpadas y enmarañadas montañas de luz; mesetas, pasturas; ríos, quebradas y valles.

Todo es hermoso cuanto divisan mis ojos, pero algo palidece, se ennegrece en mis ojos, que se obnubilan y una gota de lágrima
brota lentamente y revienta bañando mis ojos entristecidos.

Todo lo hermoso no es tan bello;
pues lo más bello,
falta en este mar azul de la cordillera:

Tú, hermosa picaflor, de zumbidos y supersónico vuelo
rozando cerca de mí, que alegre mi corazón solitario
que aún te busca en la espesa vegetación.

Quiero descubrirte amada azul, novia de blanco,
que callado y paciente no sólo te espero,
sino que voy hacia  ti.

No te extraño, te anhelo, diosa mujer.
¡Te alcanzaré!
Cual mitológico Pegaso.

miércoles, 17 de octubre de 2012

MAGNIFICENTE VIAJE

MAGNIFICENTE VIAJE

Viaje de infinitas tardes,
de remansos vaciantes y palizadas crecientes,
en canoas y botes de maderas esperanzas.

Viaje de infinitas tardes,
que llevas corazones y sudores frutos que queman el alma...
nuestras almas de octubre encuentro.

Viaje de infinitas tardes,
de riberas aldeas a jirones ciudades,
desde laderas montañas voy hacia ti.

Voy como un huracán con todas mis fuerzas,
para arrancarte cual muruwayre* remolino,
elevándote hacia las cumbres azules que divisan tus ojos.

Voy cual cóndor llevando su presa,
para profanar tus entrañas
en las alturas del Pacache.

Viaje de infinitas tardes,
que corroen el alma, que laceran mi ser,
en las frías noches de madrugada nautina.

Viaje de infinitas tardes,
de aquel día que palpé la tersura de tu piel maestra,
y acaricié tu mejilla y tu rostro.

Viaje de infinitas tardes,
del consentimiento cansino,
en el abrigo caliente del amor viajero.

Viaje de infinitas tardes,
sobre tenebrosas aguas del Ucayali,
entre huamas y palizadas crecientes.

Viaje de infinitas tardes,
mi susurro a tus oídos llegó y
tu corazón se resistió.

Viaje de infinitas tardes,
mis palabras minaron el peñasco de tu amor,
y nació la esperanza, dejando un jamás en estela, esfumándose.

Viaje de infinitas tardes,
que rocé el espectro de tu sí,
convertido en átomo de tu sentimiento.

Viaje de infinitas tardes,
que erupcionó
tu volcánico amor.

Viaje de infinitas tardes,
que traes amores mil...
te extrañaré mucho.

Viaje de infinitas tardes,
cuando nos encontremos, será un motivo especial,
entonces seremos dos:

Justo para una Magna aventura,
de un magnificente viaje en un próximo atardecer y
“bajo la luz de la luna poderte besar”.

El Sira, lugar memorable de aquellos tiempos
_________
* Muruwayre.- (Voz quechua). Pequeño remolino de aire, tradicional de la selva.