viernes, 16 de octubre de 2015

DESPUÉS DEL 4 DE OCTUBRE

DESPUÉS DEL 4 DE OCTUBRE


Tenemos a Verónika Mendoza como candidata presidencial del Frente Amplio, quien, según el Comité Electoral Nacional, es la ganadora de estas justas electorales internas.

Pero también siento que me queda el sabor amargo en la boca y un nudo en la garganta al enterarme, no fehacientemente, pero sí a través de algunas publicaciones, de los sucesos de Pomalca, en el departamento de Lambayeque, donde el compañero Marco Arana, de Tierra y Libertad, recibió el apoyo de dicha población con una diferencia abismal de votos. ¿Qué de determinante fue para anular los cerca de cinco mil votos de aquellos compañeros?

Que yo sepa, allí han hecho un gran trabajo organizativo los compañeros de Tierra y Libertad en alianza con otras organizaciones, como los trabajadores de la cooperativa de Pomalca y, como tal, eran previsibles aquellos resultados.

Entonces, ¿Con que artes de magia o conjuros diablescos lograron –los otros- que estos votos finalmente no cuenten? ¿Es justo y democrático?
Quizá esto quede para la historia, igual que allá por el año 2006 en cierta elección interna aprista, en Ucayali, una lista ganó muy lejos, pero al segundo día, al llegar los resultados de una provincia fronteriza y sin muchos habitantes: Purús, la otra lista obtenía la victoria.

Ha pasado una etapa compañeros, nuestra elección interna y ahí tenemos los resultados. Y tal como acordamos en el congreso del FA en el mes de julio, “apoyaremos la candidatura gane quien gane”. Y ahí está el compromiso de Tierra y Libertad, cumpliremos nuestro compromiso levantando otro compromiso: respaldar a nuestro compañero Marco Arana, porque ha dado muestras de sacrifico y entrega por los demás, aperturando TyL hacia el FA –que cómodamente pudo haber sido un candidato innato o único dentro de su organización y sería uno más de los candidatos presidenciales con candidatura propia sin importarle las elecciones internas- y ese sacrifico merece un respaldo y un poyo a prueba de balas, pues Marco Arana encarna ese ideal de líder mesiánico que pudiéndolo todo, lo dejó todo a merced de su pueblo, a merced del FA.

Hoy, a la luz de los hechos, el FA, el partido de izquierda que se aventó a las bravas aguas de un mar desconocido, después de todo, ha salido fortalecido por que ha sido el único partido que se atrevió a realizar una elección interna abierta, libre y democrática con el concurso de toda la población peruana que así lo quiso, sin mediar militancia alguna para elegir a su candidato presidencial. Hoy más que nunca, toca reconfirmar los puntos en común basado en el acuerdo programático para levantar un plan de gobierno para cambiar el Perú desde sus cimientos; ya no más medias tintas ni gobiernos timoratos, urge replantear acuerdos nacionales y plasmar un acuerdo nacional popular que encare la pobreza, la inseguridad ciudadana, la corrupción y los problemas medioambientales; pues se hace necesario devolverle a nuestra patria aquella Constitución Política -abolida por la derecha y sus “felipillos” representantes de las transnacionales-, derogar los contratos administrativos de servicios y devolverle a nuestros hermanos trabajadores la dignidad de un justo salario y el goce de sus beneficios sociales y derechos laborales, una economía diversificada promotora del desarrollo humano y social, un plan ambiental acorde al cambio climático y una zonificación económica ecológica basada en un ordenamiento territorial, una educación para una juventud pensante y una vida  digna de vivir, es decir alcanzar el buen vivir de los pueblos.

Es hora, queridos amigos, compañeros y conciudadanos, de volver nuestras miradas hacia aquel horizonte aun no explorado: La esperanza mariateguista de que sí es posible construir un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo, justo, democrático, ecológico, diverso, digno, honesto y soberano con el Frente Amplio.