LA ESCASA ÉTICA E IMPARCIALIDAD DE UN PERIODISTA
"Ahí hay gente también jefe,
ahí hay gente que también joden al otro lado, ahí nomás; de este lado salen".
¿Cumplirá
la función de periodista o de soplón de la policía?
Los
policías deben cumplir su trabajo y un periodista, reportero o corresponsal de
guerra, debe ceñirse a difundir la información con objetividad e imparcialidad.
Sin
embargo, el reportero/periodista del Diario Ahora, -del cual recojo la transmisión-, el día
miércoles 26 de enero 2022, en horas de la tarde durante la intervención
policial de desalojo a los huelguistas ronderos y agricultores, exigiendo al
gobierno central el saneamiento físico legal y la reversión de tierras, que habían bloqueado momentáneamente la carretera
Federico Basadre e impidiendo el paso vehicular y de pasajeros, en la localidad
de Campo Verde, distrito del mismo nombre, a 34 kilómetros de la ciudad de
Pucallpa, Región Ucayali, indica verbalmente a un miembro de la PNP de la
presencia de personas (poniendo en tela de juicio si serían huelguistas o transeúntes,
porque necesariamente en momentos así tienen que buscar refugio) con la
siguiente frase que se escucha:
"Ahí hay gente también jefe. Ahí también hay gente que
también joden al otro lado, ahí nomas; de este lado salen".
Con
esta actitud soplonesca, el reportero/periodista degenera la calidad de la objetividad
y exactitud de los hechos, atentando contra el código deontológico de su profesión
y contra las cualidades esenciales de la
noticia informativa que está cubriendo o propalando; convirtiéndose así, en un
miembro más del sector que está repeliendo a los protestantes, es decir tomando
partido en un hecho, distando muy lejos de ser un periodista imparcial que a la
larga va a ser mal visto por la ciudadanía que dudarían de su veracidad, confiabilidad
e imparcialidad en la sagrada misión de su ejercicio profesional, que muy por
el contrario, debería inspirar confianza, como parte de la conciencia y de la
responsabilidad de los medios, en este caso el Diario Ahora, institución a la
cual pertenece el reportero/periodista, de quien nos ocupamos.
Y
la cereza del pastel es cuando a un vecino de las inmediaciones le entrevista direccionándole
la respuesta y éste responde contrariamente, sin darle mayor opción que
retirarse, según se escucha en el siguiente diálogo:
Reportero:
"...los más afectados son los vecinos, los vecinos son los más
afectados por este ¿Qué tiene que decir?"
Vecino:
"Los policías han venido a delinquir acá, han venido como
delincuentes a botar a los campesinos".
Y
para el colmo de los colmos a otro ciudadano del costado le dice
"señora" y él atina sólo a sonreír.
A
raíz de estos hechos, deja mucho que desear la integridad e inquebrantable
ética de un periodista y la buena praxis de su profesión, quien debería
infundir confianza en su audiencia practicando la justicia, la objetividad y la
honestidad en su diario accionar, considerando la deontología profesional, como
la única garantía para la credibilidad e imparcialidad de los medios ante los
ciudadanos.
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