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domingo, 11 de diciembre de 2011

SOY EL SOL QUE ALUMBRA AL MUNDO

SOY EL SOL QUE ALUMBRA AL MUNDO


Para ti.

Soy el sol que alumbra al mundo,
no hay luz más potente que la mía
ni ojo que resista mi intensidad
tampoco cuerpo alguno que soporte el calor de mis brasas.

Soy el sol que alumbra al mundo,
menos tu espacio inmune a mi resplandor
donde no puedo brillar ni resplandecer
tus nubes son más densas, mis rayos no penetran tu atmósfera.

Soy el sol que alumbra al mundo,
que siendo un magnánimo astro rey
no me es permitido ingresar libremente
al espacio sideral de tu enigmático agujero negro.

Soy el sol que alumbra al mundo,
que va apagándose, enfriándose, congelándose,
derritiéndose, extinguiéndose, muriéndose,
por una galáctica supernova que me niega su luminiscencia.

Soy el sol que alumbra al mundo,
y a la vez voy desapareciendo en una gélida lluvia universal
de mi entristecido corazón que desfallece y explota
de amor por ti…


No me niegues tu luminiscencia


http://www.astromia.com/fotouniverso/supernova1987a.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Supernova
http://www.astromia.com/fotosolar/verperseidas.htm

sábado, 25 de junio de 2011

UNA TARDE PARA REFLEXIONAR

UNA TARDE
Una tarde
lloviznante,
apacible,
calma,
fría,
oscura,
triste,
que evoca al amor.

Una tarde
vacía,
meditabunda
que penetra
gélidamente,
y remueve
hasta lo más inerte
del sentimiento humano.

Una tarde
que yace
en nuestras entrañas,
sumergiéndonos
hasta la más ignota
pasión del amor.
y despiértase
con la brisa tempestuosa de los huracanes.

Una tarde
capaz de arrebatar
a las almas perrunas,
incluso a Satanás,
que se divisa a las almas perdidas,
en las profundidades
de las penas grises y el frío destino,
de alguna vida humana que se nos va.

Una tarde
capaz de sangrar
los sufridos corazones
al compás
de “el tren que nos separa”,
en un claro día
del ayer
que vendrá.


23:45
13 setiembre 1990.

lunes, 16 de mayo de 2011

TU MUNDO ESTA DIFERENTE

TU MUNDO ESTÁ DIFERENTE


Tu mundo está diferente
ya no está como lo formaste
¿Porqué permites que otros
lo degraden a su manera?

¿O es que te cansaste de impedirlo
o es que ya no te importa tu creación?
Señor, la prueba tiene un tiempo,
tampoco es todo el tiempo.

Toda creación tiene un fin, un porqué
¿Acaso el fin de tu creación es el sufrimiento?
¿O el sufrimiento es tu creación?
¿Acaso eres el dios de la desigualdad?

¿Acaso eres un dios burgués?
Con tu templo de azulejos en la ciudad
y tu casita de campo en los extramuros.
¿En cuál de ellos te quedarás al fin?

¿Por qué tienen que sufrir los pobres y no los ricos?
¿Porqué la mayoría tiene que padecer y la minoría gozar?
¿Porqué los pobres tienen que contentarse con un pan
y los ricos satisfacerse con un banquete?

¿Porqué los pobres no tienen para su medicina
y los ricos hasta para su silicona?
¿Porqué el trabajo y la huelga para los pobres
y lujuria y juerga para los ricos?

¿Acaso eres el dios de la desigualdad?
Tu mundo está diferente:
Un niño rico llora por escoger la comida,
un niño pobre llora porque no tiene qué escoger.

Señor ¿Tú hiciste este mundo
o el mundo te hizo a ti?
Dímelo Dios ¿Acaso el sufrimiento es tu alegría?
Señor, la prueba tiene un tiempo, tampoco es todo el tiempo.

lunes, 14 de marzo de 2011

NORMA

NORMA



Silueta de la Montaña del Sira,
que se divisa desde la desembocadura del Pachitea,
frente al Vista Alegre de nuestros ancestros.



Tus luceros ojos del Alba se reflejan en las frías aguas
de quebradas cascajales y árboles meliáceos,
bajo el mediodía que ciega las profanadoras miradas.

Los dorados frutos de tus erógenas colinas,
que se extienden hasta más allá del Sur,
los quiero arrancar y gustarlos.

El límpido cielo azul del horizonte,
demuestra tu jubilosa alegría;
como tu tristeza es la tormenta invernal que no cesa
sino hasta inundar las tierras más altas
de mi corazón solitario.

Si corres, eres la brisa ribereña,
que agita los seculares árboles;
si saltas, eres la ola que baña mis playas de verano,
y bamboleas las embarcaciones,
que navegan los ríos de la selva.

Si duermes, eres la interminable noche de la montaña,
que cubre de rocío el silencio del alma,
bajo fulgurantes estrellas que nos miran desde lejos
y se introducen en nuestros cuerpos
a través de los ojos que vigilan el bosque.

Si despiertas, eres el canto del agua en las mañanas,
como el trino de los pajarillos,
en las casuarinas ramas
de las orillas del Tabacoa,
allá por los caobales.

Si cantas, eres melodía sagrada de la naturaleza,
que se eleva excelsa a la eternidad,
en las dulces notas de tu voz angelical
que me devuelve la vida y arroba mi espíritu...
Norma, fantasía ambrosía.

domingo, 27 de febrero de 2011

QUIERO SER

QUIERO SER

Quiero ser el sol,
que alumbra tu vida lozana y bravía.

Quiero ser la luna,
que vela tus noches de sueño.

Quiero ser la estrella,
que acompaña tu camino hacia el cielo nupcial.

Quiero ser el agua,
que refresca tu alma en las mañanas veraniegas.

Quiero ser el río,
que recorre el caudal ardiente de tu cuerpo.

Quiero ser la tierra,
que te espera eternamente…
                                            …aunque nunca vuelvas.

sábado, 29 de enero de 2011

CAOBA MUJER

CAOBA MUJER


Caoba de piel morena
de ojos embrujadores,
plantada en el barranco que vela tus días virginales.

Caoba de piel morena
a orillas del río que baña tus raíces,
diosa de medianoche bajo la luna llena.

Una tarde, de las tantas tardes,
divisé tus plateadas hojas,
danzando con el viento.

Una tarde, de las tantas tardes,
eras  firme mástil, bajo el cielo tempestuoso,
en el Abujao de mis fronteras.

Una tarde, de las tantas tardes,
fuiste la reina del siglo mirar de mis ojos,
en el milésimo instante del viaje.

Una tarde, de las tantas tardes,
mi voz perturbó tu tranquilidad,
y tus ojos inocentes me miraron retadores.

Una tarde, de las tantas tardes,
conversamos telepáticamente en nuestros pensamientos,
como el gavilán y la avecilla frente a frente.

Una tarde, de las tantas tardes,
vibraron locamente nuestros sentimientos.
Tú, te quedabas en la orilla del bosque.
Yo,  me perdía en la distancia.

Cual ave viajera volaré hasta tu vida floresta
para descansar en tus juguetonas ramas,
cerca del shungo de tu corazón…
Caoba de piel morena de ojos embrujadores.

jueves, 30 de diciembre de 2010

UCAYALINA

UCAYALINA



Desde Ucayali,
ecológicamente
para un mundo de amor.

Tu cabellera, como la agreste altura del Manto de la Novia,
en el Boquerón del Padre Abad.

Tu frente, como el rojiazul ocaso,
en el oropel horizonte del estirón de Tres Islas.

Tus sienes, como las esmeraldas paredes,
de los desfiladeros del Canchahuaya frente a Orellana.

Tus cejas, como las agudas miradas al acecho,
de legendaria águila de los cañones pétreos del Huallaga.

Tus pestañas, como las plateadas hojas,
de helechos darwinescos de La Divisoria.

Tus ojos, como los electrizantes relámpagos de tormenta,
en la penumbra de los días invernales del Aguaytía.

Tus pómulos, como los inmensos bancales de arena,
de los ríos veraniegos del majestuoso Ucayali.

Tus mejillas, como las multicolores mariposas,
en aroma de lacustres flores del Pacaya-Samiria.

Tu nariz, como la milenaria erupción volcánica,
de una amazonía en formación en el Cushabatay.

Tu boca, como la madura fruta silvestre,
del genealógico árbol prohibido de Von Humboldt.

Tus labios, como el exquisito manjar de miel,
de los ecológicos panales de Campo Verde.

Tu lengua, como las desafiantes y peligrosas cashueras,
en los torrentosos ríos del Tambo y Urubamba.

Tus dientes, como los ebúrneos guardianes del cántico
de nuestros antepasados cocamas, shipibos y asháninkas.

Tu rostro, como el claro cielo estival,
en las alturas del Abujao, Utuquinía y Callería.

Tu cuello, como la catarata del deseo,
que provoca tu amor al pie del Canuja.

Tus hombros, como los escarpados relieves de tu orgullo,
sobre las cumbres de la Sierra del Divisor allá por Contamana.

Tu pecho, como el ubérrimo suelo
en la eterna tierra prometida de las montañas de El Sira.

Tus senos, como los picachos bajo la luna de pasión,
en las noches viajeras del Amaquiría.

Tus brazos, como los serpenteantes ríos y quebradas,
de divina montaña que evoca el vals loretano,

Tus manos, como los susurrantes vientos de las madrugadas,
de las Pampas del Sacramento.

Tu vientre, como las restingas y renacales de temibles aguas,
en las zacaritas del Sapuena y Bahuanisho.

Tu pubis, como el éxtasis encantado del lago celestial,
en la isla del Amor de Yarinacocha.

Tus muslos, como los encarnados ébanos tallados por manos maestras
en la bifurcación geográfica del Marañón y el Amazonas.

Tus piernas, como las esbeltas capironas ribereñas,
que pueblan las orillas e islas del Yahuarango.

Tus pies, como los mensajeros vientos,
de vida tramontana en las alturas del Oventeni.

Tu voz, como la extasiante canción de sirena enamorada,
que cautiva a los yacurunas pescadores del Apu Paru.

Tu cuerpo, como el perfil de tu beldad,
que se ondula imponente cual paradisiaca palmera de la Cordillera Azul.

Tu corazón, como el rosal de la floreciente vegetación
que simboliza a las mujeres de la selva del May Ushin.

Tu mente, como la fervorosa idea
que gesta los Pucallpazos.

Tú,
Ucayalinamente tú.

martes, 15 de junio de 2010

SIMBIOSIS



SIMBIOSIS

Viento que soplas,
viento que naces de la nada,
viento que vas y no vuelves,
sino hasta volver a sentirte…
!Ven!

Ven, acampa con nosotros,
limpia nuestros tallos,
sacude nuestras ramas,
bate nuestras hojas,
¡Defiéndanos!

Defiéndanos, de la depredación del hombre,
quien enceguecido por el dinero,
nos persigue y asesina.
¡Sálvanos!

Sálvanos, amigo viento,
tus amigos los árboles te llamamos.
Hagamos una alianza
para que la vida nunca muera.
¡Ambos nos necesitamos!

Nosotros, para que lleves nuestro mensaje.
Tú, para que reines en nuestros bosques…
y los hombres aprendan de nuestra alianza.


viernes, 19 de febrero de 2010

TEMBFLORES DE LA SELVA

SIMBIOSIS

Viento que soplas,
viento que naces de la nada,
viento que vas y no vuelves,
sino hasta volver a sentirte…
!Ven!

Ven, acampa con nosotros,
limpia nuestros tallos,
sacude nuestras ramas,
bate nuestras hojas,
¡Defiéndanos!

Defiéndanos, de la depredación del hombre,
quien enceguecido por el dinero,
nos persigue y asesina.
¡Sálvanos!

Sálvanos, amigo viento,
tus amigos los árboles te llamamos.
Hagamos una alianza
para que la vida nunca muera.
¡Ambos nos necesitamos!

Nosotros, para que lleves nuestro mensaje.
Tú, para que reines en nuestros bosques…
y los hombres aprendan de nuestra alianza.



VIENTO

I

Eres un impulso de lo desconocido,
no sabemos de dónde vienes,
ni adónde vas
pero vienes, te acercas.

A veces, arrasas eólicamente,
devastando en tierra y alta mar.

A veces, meneas los árboles a tu paso,
ondulando hierbas y arbustos.

A veces, detienes a las aves pescadoras,
suspendiendo sus vuelo en el lago.

A veces, soplas las aguas mansas,
moviendo huamas, palizadas, canoas y balsas.

A veces, agitas el fondo del lago,
perturbando peces, boas, yacurunas y sirenas.

A veces, envías furiosas olas hasta la desnuda orilla,
arrancando las desesperadas raíces del Yarinacocha.

A veces, regalas suaves brisas a la gente,
llenando de paz el alma en el susurrante boscaje.

A veces, invitas a bañar flotando sobre tus alas,
en el agua ondulante.

A veces, desordenas el peinado de los enamorados corazones,
provocando el éxtasis de las parejas,

A veces, tocas suavemente,
acariciando hasta los sentimientos.

II

Viento,
cuando te siento,
llegas hasta el núcleo de mis neuronas,
para pensar;
llegas hasta la última arteria de mi corazón, para amar.

Viento,
cuando te siento,
penetras hasta lo más profundo de mi ser,
para pensar, amar y luchar por mi pueblo,
que padece injusticia, hambre y muerte.

¿Y quien afrontará todo esto?
Nosotros, tornándonos cual huracán sublevado,
para arrancar de nuestra Patria
a los culpables de este caos.

Viento,
después de todo…
tocaremos suavemente la tierra,
acariciando dócilmente,
a cuantos compañeros y compañeras
encontremos a nuestro paso
y la alegría y la paz,
estarán con nosotros…
para esparcirlas por el mundo.





TROCHEANDO

Caminar por la selva,
navegar por sus cochas
acampar en sus riberas,
explorar sus aguajales…
es descubrir cosas nuevas ,
es disfrutar aventuras maravillosas.

Encontrar una quebrada,
tocar sus aguas y
su orilla
recorrer silbando,
perturbando el silencio momentáneo
es fascinante.

Como es impresionante
el ruido intempestivo
que causa al caer una rama,
arrancada por el paso de los años,
rompiendo el silencio de la montaña,
agitando el corazón.

Observar el vuelo de las mariposas,
en las playas de verano,
es un juego de colores y,
allende las montañas,
las abejas son reinas,
de las flores multicolores.

Escuchar a los pajarillos,
entonar mil melodías,
es un deleite,
mientras la ternura del viento persiste,
levantando hojarascas
esparcidas a la vida.

Todo un conjunto,
todo un sistema,
en la selva hoy es un dilema;
pues hablar de ecología es un actual tema,
porque la depredación
es un gran problema:

Las cochas se secan,
las riberas se erosionan,
los aguajales se extinguen,
las quebradas cambian de curso,
las montañas se caen,
el viento se enrarece,
las mariposas se ahuyentan,
las abejas producen hiel y
el verano se vuelve invierno.



UN ATARDECER DE AGOSTO


Un atardecer de agosto,
el polvo de la tierra,
mezclado con el humo del fuego
que arrasaba las chacras veraniegas
se levantaba muy alto,
cubriendo cuanto existe sobre la tierra.

Un atardecer de agosto,
el polvo de la tierra,
formaba una atmósfera grisácea
con celestirrojos jaspes en el cielo,
cual inmensa cortina del mundo,
o quizá un mantel imaginario
sobre la mesa solitaria,
con una refulgente naranja metálica;
servida en el gélido invierno
con la novia ausente,
y el amor hecho trizas.

Un atardecer de agosto,
aquella naranja resplandecía sola,
se acercaba y me hipnotizaba,
introduciéndose bajo mis párpados…
tiñendo el mundo de rojo.

Un atardecer de agosto,
cushuris, tibes y garzas
sobrevolaron mi cabeza
atravesando mi corazón
rumbo a sus nidales.

Un atardecer de agosto,
el polvo de la tierra,
todo lo transformaba,
allá,
lejos de las grandes urbes.

Un atardecer de agosto,
el polvo de la tierra
era verdiazul,
y el viento y el agua eran amigos
cuando no existía el pecado.

Todo era hermoso
en suma excelsitud,
quizá era otra Creación,
allá
en la distancia.

Un atardecer de agosto,
el polvo de la tierra
brindaba un ocaso impresionante,
porque aquella naranja brillaba con vivo color
sobre la copa de los árboles,
rodando hacia el confín
de la inmensa alfombra verde,
alejándose más y más,
dejando una suave brisa vespertina,
enviándonos una noche estival, que todo lo cubría,
con sus grandes alas.

Aquella tarde de agosto,
recordaba al tierno amor que se fue,
dejando mi corazón
perdido en la oscuridad,
como aquella naranja metálica
que desaparecía en la inmensidad de la noche.


AMOR DE SELVA

"Desde el Abujao al Tamaya,
desde el Purús al Aguaytía,
desde el Chauya al Cumancay".

Nuestras miradas se encontraron,
como las del felino tigre y el débil venado,
y la tomé entre mis brazos,
como el bárbaro renaco a la frágil chonta.

Su respiración se entrecortaba,
entre sus palabras,
como se enrarece
el aire en las profundidades del Encañado.

Sus manos se convencieron
de aferrarse hacia mí,
como las furiosas olas que horadan,
el colosal barranco del Altarurco.

El sediento palpitar de sus rojos labios,
como los pétalos de la flor del paujilruro,
como las voraces lenguas de fuego que se levantan,
delataban el fuego ardiente de su ser
que pedía ser colmada.

Nuestras bocas se unieron
en el frescor sensual del deseo,
atraídos por el imán de nuestros corazones,
y el día se prolongó siglos,
como los siglos con que cuenta el montarás perdido.

Mis brazos la sujetaron con más fuerza,
y ella,
cual nido de paucar,
prendida de mi cuello,
se ceñía más a mí.

Aquel encuentro fue anticipado
desde nuestros nacimientos,
y las calcinadas piedras del Shesha
petrificaron aquella escena,
grabando para siempre,
nuestra entrega de amor.

En las aletas del desafiante shihuahuaco,
al roce de nuestros jadeantes cuerpos
nos prodigamos sensuales caricias,
en la intimidad de la selva,
cuyos testigos fueron
los simbióticos seres de la tierra.

Aquel mediodía,
el cielo atronó,
en la cima de la vida y del tiempo...
enmudeciendo
en un instante,
la inmensa selva verdiazul.


Y desde lo más profundo de la tierra,
los volcanes dejaron escuchar
su ensordecedora explosión.
bajo el cielo que dejaba caer sus primeras gotas de lluvia.
La erupción apagó el canto de la cashuera
y la rugiente rabia del otorongo.

Con el agua corriendo a raudales
el desbordamiento que arrasaba con todo,
la tomé entre mis brazos, como el bárbaro renaco a la frágil chonta,
y emprendimos el viaje aligerando el paso
cual mensajero viento de las tempestades de Santa Rosa,
perpetuando nuestro amor feraz.