VACUNA
ANTI COVID-19: ENTRE LA REALIDAD Y LA RELIGION EN
LAS COMUNIDADES NATIVAS DEL LAGO IMIRÍA Y EL CHAUYA[1]
Acompañaba a la delegación de
apoyo a la vacunación anti COVID-19 -integrada por 5 miembros de la
Cruz Roja Peruana (2 de Lima y 3 voluntarios de Pucallpa), 1 miembro de PRISMA
Ucayali, 1 miembro del Programa Mujer de ORAU- en representación de la
Organización Distrital Indígena de Masisea, ORDIM, junto con una compañera más,
delegado por el Apu Humberto Sampayo Vásquez.
Al llegar al lugar nos sumamos
al primer grupo -integrado por 3 miembros de la Cruz Roja (1 del comité
internacional, 1 de la federación internacional y un joven voluntario de la
ciudad de Pucallpa), 1 miembro de la Dirección Regional de Salud, 2 de ORAU (1
miembro del consejo consultivo e integrante del programa mujer y 1 del equipo
técnico) que ya estaba realizando acciones de sensibilización dos días antes,
en las comunidades aledañas a Caimito y que también ya habían iniciado la
vacunación anti COVID-19, de la marca Sinopharm.
Por la noche sostuvimos una
reunión de presentación de los integrantes de los dos grupos, de socialización
de actividades realizadas por los primeros, así como sobre la programación de
tareas para el día siguiente e intercambio de ideas y estrategias a emplear en
las próximas visitas, según el cronograma establecido. Y hablando de
estrategias, ésta se circunscribía en cómo hacer para que los comuneros
shipibo-konibos acepten vacunarse la primera dosis contra el COVID-19, puesto
que, según la información, la gran mayoría sino es decir todos, se oponían a
recibir la vacuna; entre ellos los de la comunidad de Nuevo Loreto, donde, un
día antes, por casi una hora un ‘xeke’[2] mantuvo en jaque al grupo de sensibilización
diciendo que la vacuna es negativa “por ser parte de un plan maquiavélico de
exterminio de la población”, -además que entre otros argumentos o
mitificaciones que expresan los mismos comuneros es el que la vacuna es el
mismo “sello de la bestia”, según la predicción apocalíptica de la Biblia, del
cual la gran mayoría son fieles creyentes y seguidores de las iglesias
adventistas y evangélicas en sus diferentes sectas, misiones o divisiones-
hasta que la miembro del consejo consultivo de ORAU le increpó en el sentido
que dejara que la población decidiera por sí misma; haciendo que el aludido
abandonara la asamblea diciendo que “mis compañeros no se van a vacunar”.
Asimismo,
una de las miembros de la Cruz Roja, reconoció el aporte del pastor de la
Iglesia del caserío Santa Clara, quien expresó que el “sello de la bestia“ no
es la vacuna, porque la vacuna se pone en el hombro y “no en la mano derecha
o en la frente” como dice La Biblia, en el libro del Apocalipsis, Capítulo
13:16-17[3]
Al día siguiente, como parte del grupo de vacunación anti COVID-19, llegamos a la comunidad nativa de Nuevo Loreto, antes de las ocho de la mañana, según la programación y en adelante, donde nos recibió el jefe de la comunidad muy entusiastamente junto a otros comuneros, quienes encendieron el pequeño grupo electrógeno y anunciaron nuestra presencia mediante altoparlante, invitando a los pobladores para la vacunación; acondicionamos los equipos y banners del proceso de vacunación en el local comunal y luego salimos dos parejas de a dos a un barrido relámpago casa por casa, mientras tres miembros del puesto de salud de Caimito esperaban a los comuneros para aplicarles la primera dosis. Durante el “barrido”, que también contemplaba hacer encuestas, una de las voluntarias de la Cruz Roja, dio con el xeke y le abordó para una encuesta, quien persistió en sus puntos de vista, tanto así que al despedirnos no nos quiso dar su nombre por ´cuestiones de seguridad’ a decir de él -más tarde le encontré nuevamente en Caimito, mientras hacíamos un segundo barrido como parte de las tres tardes adicionales de vacunación que acordó
Aquella noche, tras la reunión
de evaluación del grupo sobre las incidencias del día, se realizaron algunos
cambios y yo pasé a integrar el equipo de sensibilización yendo el día 8 hacia
los caseríos de 23 de setiembre -conocido también como Rivera- y Bella Flor,
lugar último donde como parte de mi intervención testimonial les mencioné que
realmente la vacuna es “dolorosa”, en el sentido que el día que me pusieron la
primera dosis en la comunidad de Nuevo San Juan del Km 13 de la carretera
Federico Basadre, en la ciudad de Pucallpa, fue un día domingo 4 de julio,
justo el día del cumpleaños de mi padre que se llama Justo y mis hermanos
habían programado una pequeña fiesta, donde todos bebían su cervecita y yo no
podía hacerlo, siendo eso para mí, lo más doloroso.
El miércoles 11 amaneció el
día con una pequeña ventisca -que amenazaba con desatar un temporal- que agitaba
las aguas del lago Imiría, señal que indicaba que no podríamos desplazarnos con
la embarcación, en prevención de algún naufragio. El cielo estaba sombrío, con
nubarrones que oscilaban entre grisáceas y negras, pero hacia el fondo del
cielo o más allá, se vislumbraba una pequeña abertura azul, por donde el sol
pugnaba por salir y la ventisca seguía y las aguas del Imiría se encrespaban de
a poco, que hizo que una pequeña plancha móvil del piral[8]
arrimara a la embarcación, casi varándola por sobre las finas arenillas del
puerto de Bella Flor. Aun así y con la esperanza que amainara el cuasi
temporal, zarpamos para llegar a la hora indicada al caserío Pacífico, ubicada
a una distancia de 20 minutos aproximadamente en bote fuera de borda. Para
sorpresa nuestra, llegamos con un cielo veraniego, como si la ventisca hubiese sido
engullida por alguna anaconda mitológica del lago, y nos dirigimos al local de
uso múltiple, al cual nos guió la enfermera del puesto de salud de Bella Flor,
quien con su dinamismo y alegría contagiante, se contactó rápidamente con la
gente, mientras nosotros hacíamos la limpieza del local que tenía restos que
indicaban que hacía no mucho tiempo hubo una fiesta; acondicionamos el local
con los banners indicadores del proceso de vacunación y luego salimos en pareja
a hacer un “barrido casa por casa” invitando a los vecinos a vacunarse, donde
tuve la grata sorpresa de encontrar nuevamente a mi primo “Ricachón”, con quien
el día lunes me reencontré después de 5 años y, entre otras cosas, nos dijo que
no se vacunaría; de igual manera escuchamos el testimonio de Segundo, quien nos
dijo que antes le conocían con el sobrenombre de “Siete”, por tener el cuerpo
encorvado, tanto al costado y por delante, en forma parecida al numero 7, que
quedó así tras un accidente manejando maquinaria pesada y que al quedar
desempleado, con una mujer recién dada a luz y los estragos de la pandemia del
COVID-19, no tuvo otra alternativa más que trasladarse a la “chacra” donde
literalmente “nada te cuesta y todo está a la mano”, al menos el pescado aquí
en el Imiría, nos cuenta, a donde llegó viajando dos días en bote motor en
compañía de su padre -don Walter Mozombite, quien es amigo mío y de mi padre y a
quien luego encontré en el local de vacunación-, donde recuerda que en tránsito
a este lugar y al caer la noche, los comuneros de Puerto Purín, no les
permitieron atracar en el puerto, por temor al COVID-19 y tuvieron que dormir
como “apestados” en una playa alejada en uno de los recodos del río Tamaya. Asimismo,
nos relató cómo llegó a sanarse: “Una mañana fui con mi padre a ver mi trampa[9]
y al cortar una rama que impedía el paso de la canoa, solté mi machete al
agua, entonces me incliné por el borde de la canoa metiendo mi brazo al agua,
como no podía ubicarlo introduje mi medio cuerpo con los dos brazos para buscar
y sujetar el machete, que al querer regresar a mi posición original no pude y
tuve que hacer un esfuerzo fuera de lo normal porque ya estaba queriendo
ahogarme, entonces logré sacar mi medio cuerpo del agua y con la fuerza que
hice me volteé más de lo normal y sentí un dolor inmenso en mi columna que sonó
muy fuerte, “truck”[10]
y en ese instante con el dolor me paré y avancé hacia la proa”. Segundo
Walter, como reflexionando sobre este suceso, ahora recuerda las palabras de su
padre que exclamó diciendo “¡Has caminado hijo!” y tras reponerse de la
sorpresa, agregó “Dios tuvo un propósito contigo, que se cayera el machete
al agua. Un accidente te enfermó y un accidente te sanó” y concluyó su
narración diciéndonos “Ahora estoy bien, me he sanado, estoy haciendo mis
chacras y estos horcones de tahuarí[11]
que ustedes ven, yo solito los he cargado”.
Segundo Walter fue uno de los
tantos pobladores que nos recibieron en la humildad de sus casas, con mucho
agrado y amistad, tanto así que nos sirvió una deliciosa mazamorra de harina de
plátano que cultiva en su chacra. Nos despedimos de él quien dijo que se
alistaría para ir a vacunarse y nosotros proseguimos con el “barrido” que,
dicho sea de paso, fue el último, ya que las otras casas contiguas al puerto se
encontraban sin sus ocupantes, y nos dirigimos al local donde veíamos que uno
que otro entraba a vacunarse. Después de transcurrido unos minutos, observé
hacia el puerto y vi que se acercaba alguien apoyado en sus muletas de madera,
siendo grande mi sorpresa al reconocer a “Ricachón” quien, al llegar hacia
nosotros, nos dijo que venía a vacunarse, causando en nosotros una gran
alegría. Luego de terminado el tiempo de observación, pedí a uno de los
miembros de la Cruz Roja que le tomara una foto para gestionar[12] su constancia de
discapacidad en la municipalidad distrital de Masisea y su posterior acreditación
ante el MIDIS[13]
y obtenga los beneficios que le corresponden. Luego, visitando una vivienda
cercana encontré al agente municipal quien me comentó que no podía vacunarse
porque desde hace tres días estaba tomando trago con el curandero que cura con
trago y le estaba tratando a su hijita. Con un quemante sol, retornamos a Bella
Flor, donde descansamos la tarde.
Al día siguiente, jueves 12, a
la hora acostumbrada por la mañana enfilamos proa hacia el caserío 23 de
Diciembre, conocido como Rivera, cuyas casas se encuentran
El viernes 13 nos dirigimos al caserío Santa Clara, donde encontramos a la gente esperándonos, pero muchos de ellos indecisos por uno u otro motivo, sin embargo, como de allí es morador el amigo Oscar Abensur, con algunas bromas disipó sus “dudas y temores” y todos los que estaban presentes se vacunaron. A eso de las diez de la mañana, enrumbamos hacia el otro extremo del lago Imiría, más o menos a la mitad, al caserío La Perla del Imiría, ubicada al frente de la comunidad de Caimito, donde al observar el ánimo de la gente concluimos que nos estaban esperando, puesto que algunas personas se encontraban en faena de limpieza de su campo deportivo. La vacunación se realizó en los ambientes del pequeño local escolar, donde nos recibió su profesor. Luego de vacunar a todos quienes se encontraban presentes, el licenciado y la enfermera se dirigieron a la casa de un señor anciano que se encontraba postrado y los acompañé, resultando el anciano ser el papá y abuelo de unos amigos de la familia a quien conocimos en el caserío Abujao muchos años atrás. Mientras esto sucedía, paralelamente un miembro de la Cruz Roja, infructuosa e insistentemente llamaba por teléfono a la sub jefa de la comunidad de Caimito, para encargarle el almuerzo que tras un “milagro” de Jesús -que así era el nombre de unos de los miembros del equipo- logró comunicarse con ella, quien respondió que se encontraba en Masisea y adiós almuerzo, ya que en Bella Flor no encargamos el almuerzo confiados que lo haríamos en Caimito y como por la tarde nos desplazaríamos a Junín Pablo, todos acordamos apurar la retirada de La Perla del Imiría, el caserío que “sí existe”, a decir de “Washito Lao”[14] según slogan impreso en el letrero que donó al caserío , colocado en el puerto principal.
Tras recoger los equipajes y
el lote de vacunas, juntamente con el personal de salud de Bella Flor, zarpamos
a la comunidad de Junín Pablo, tras despedirme del Sr. Barboza, con quien hice
amistad, durante mi permanencia en ella. Llegamos a Junín Pablo, donde observé
que había un espíritu de fiesta con la presencia de grupos de personas entre
jóvenes y adultos que caminaban y jugaban fulbito y vóley por uno y otro lugar,
que posteriormente nos enteramos que pertenecían a varias delegaciones
cristianas allí presentes que habían llegado con motivo de una fiesta de
avivamiento y alabanza organizado por la iglesia evangélica “Tiempo de Dios”.
Luego de almorzar como errados, nos acondicionamos en los ambientes del puesto
de salud, con autorización de su jefe, un licenciado en enfermería. Una hora
mas tarde, el personal del puesto de salud de Bella Flor se despedía de
nosotros, con abrazos y gestos de mutuo agradecimiento por los días de trabajo
en favor de los pobladores, retornando a su lugar, siempre en compañía del
integrante del grupo “cero o de avanzada”, el amigo Oscar Abensur.
A primera hora del día sábado
14, cruzamos en un bote con toldilla el brazo del lago del Chauya, acoderamos
en el puerto del caserío 12 de Mayo y nos dirigimos caminando hacia Nueva
Yarina, pues aparte de mí, sólo se encontraban los miembros de la Cruz Roja -quienes
en todo momento mostraban su entrega indesmayable en el desplazamiento para
llegar hasta el poblado, sea por tierra o por agua-,que aquella mañana caminaban
sin denuedo por la trocha bajo la sombra de los árboles y claros de sol, entre
lomadas y bajadas del terreno por donde serpenteaba el camino, pues de sus
cinco miembros, tres eran voluntarios y de ellos dos eran mujeres jovencitas
que con mucho arrojo iban con pasos decididos y fuertes superando el cansancio,
pues sus ánimo contagiaban a todos y el camino se volvía más ameno. Por acuerdo
anterior y cumpliendo con el acuerdo del grupo, sólo el personal de salud de Junín
Pablo se adelantó en un motocarro, para así atenuar el cansancio de una
caminata bajo el sofocante sol de esos días y así llegaran expeditos y frescos para
aplicar la vacuna. Grande fue la sorpresa cuando allí finalmente sólo se vacunó
un anciano en el local escolar en toda la mañana, según lo programado. El jefe
de la comunidad brilló por su ausencia, sino que llegó a su casa
simultáneamente al mediodía, a la hora que nos retirábamos, diciendo que se
había ido temprano a la cocha. Por persuasión de la enfermera, se vacunó en
casa el agente municipal, a quien le encargamos que si hay otros pobladores que
quisieran vacunarse podrían hacerlo más tarde en el caserío 12 de Mayo o mañana
en Junín Pablo. Casi al concluir la vacunación en 12 de Mayo -que dicho sea de
paso se vacunaron todos quienes estaban presentes-, llegó un poblador de Nueva
Yarina a pedir que lo vacunaran.
Para desplazarnos a Santa Rosita del Chauya, la tarde anterior acordamos subdividirnos en dos grupos: uno de sensibilización compuesto por seis personas y otra de vacunación con igual numero de integrantes que irían en momentos diferentes, para que la embarcación o bote motor hiciera dos viajes para transportar los dos subgrupos según el itinerario siguiente: puerto de Junín Pablo-pasto del Sr. Rolando Chacón y viceversa, en un lapso de media hora cada uno, luego cada grupo caminaría por entre el pastizal cruzando el monte hacia la otra orilla del lago Chauya, en promedio de 20 minutos, para ser recogido por otra embarcación proveniente del caserío de Santa Rosita de Chauya y surcar las aguas del lago en promedio de 25 minutos para recién arribar al destino, mientras otro bote hacía los mismo con el otro subgrupo y realizaría el mismo trayecto. Y así fue.
Ya en Santa Rosita del Chauya,
luego de recibir la bienvenida del único profesor del lugar y tras haber acondicionado
el local de la escuelita, iniciamos la charla de sensibilización dando a
conocer la importancia de la vacuna contra el COVID-19, donde algunos presentes
también hicieron preguntas parecidas al apu de Nueva Yarina, como que tenían
noticias de que una señora vacunada en Caimito había convulsionado, entre otras
más, a lo que una miembro de la Cruz Roja fue enfática en refutar tal
afirmación informando que mientras ella se encontraba en Caimito por más de 5
días y otros que se quedaron más días posteriores a la vacunación no se había
reportado caso alguno por el personal del puesto de salud de Caimito, mucho
menos se escuchó algo así durante los tres días que se vacunó en horas de las
tardes en dicho lugar, y que en todo caso el morador diera el nombre completo
de la persona aludida para corroborar en el instante con el personal de salud
de Caimito. También intervine como representante de ORDIM enfatizando que hasta
cuando tomamos algún vegetal, como el látex de ojé [23] para darles a nuestros
niños o para nosotros mismos, tenemos que dietar antes y después y que en todo
caso por nuestra salud tenemos que privarnos de ciertas cosas, pues de igual
manera es la vacuna, que solamente requiere ciertas abstenciones antes y
después. Posterior a
La despedida de Santa Rosita
de Chauya fue muy emotiva porque todos estaban contentos y agradecidos
mutuamente y de nuevo los sub grupos se embarcaron cada uno en el bote que les
transportaría hacia el otro lado del lago y emprender el camino de regreso
hacia Junín Pablo, en medio de una paisaje cuasi paradisiaco y a la vez
tenebroso por el oscuro color de las aguas del lago pero que provocaban tocarlo
para sentir su frescor bajo los radiantes rayos del sol del mediodía que a esas
horas eran repelidas por las suaves brisas del viento que encrespaban las olas
y todos nosotros nos olvidábamos momentáneamente del bullicio de las grandes
urbes.
Al amanecer del día miércoles
18 de agosto, nos despedimos del enfermero del puesto de salud de Junín Pablo y
nos dirigimos al puerto principal de la comunidad, embarcándonos en compañía de
los zancudos y la neblina que circundaba el lugar, zarpando luego rumbo hacia la
ciudad de Pucallpa, donde arribamos a las once de la
mañana.
De un
universo de 2100 personas, incluyendo a las cuatro personas de la comunidad
nativa de Nuevo Egipto, sólo se vacunaron 355 personas (Ver Anexo N° 01),
que viene a ser el 16.90% de la población. Entendiendo que sólo podían
vacunarse mayores de 18 años, que vendría a ser el 60% de la población,
representada en 1260 personas, entonces se infiere que se logró vacunar
solamente al 28.17% de personas mayores de 18 años.
Esta
cifra resulta totalmente alarmante, el cual demuestra que todo el esfuerzo
desplegado por las instituciones aliadas convocadas por la ORAU ha sido inútil
y frente a ello, la ORAU tácitamente “estaría perdiendo credibilidad”[28] ante las instituciones aliadas, como en
este caso PRISMA, Cruz Roja y la DIRESA, quienes desplegaron toda una logística
y personal para llegar directamente a las comunidades y éstas no respondieron a
las expectativas, a diferencia de pobladores de los caseríos que aun no siendo
bases de ORDIM-ORAU, generalmente en su mayoría se mostraron asequibles y
predispuestos a la vacuna, como es el caso del caserío Unión Vecinal.
¿Cuál
sería el factor determinante para este resultado? ¿Acaso la escasa capacidad de
convocatoria o convencimiento de la organización matriz a través de sus
dirigentes y soporte técnico para con los comuneros? ¿Los comuneros tuvieron
poco tiempo para informarse sobre las bondades de la vacuna contra el COVID-19
o es que tenían prejuicios en contra de la vacuna, sea por ignorancia o por la
enraizada presencia e injerencia de las iglesias evangélicas u otras a través
de sus pastores o medios de comunicación afines? ¿La oficina responsable de
comunicación de la ORAU no estuvo a la altura para afrontar esta situación o
simplemente no sintonizaron con el momento? En todo caso también amerita
preguntarnos cuánto ha invertido el Estado o las instituciones aliadas en la
difusión publicitaria de esta campaña de vacuna contra el COVID-19 y a qué
medios y cuánto representó la inversión monetaria para la difusión de los spots
publicitarios. Puesto que todo tiene relación una con otra y que nada está
aislado.
CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS
§ Es necesario que todas las actividades de la institución estén sincronizadas entre los directivos y la oficina de imagen de la ORAU, para lograr la efectividad de las acciones que se emprendan en beneficio de la población.
§ Es indispensable el enlace institucional, para la difusión pre y post actividad y la evaluación de la misma.
§ Haber alcanzado solamente un 28.17% de población vacunada, es una alarma de cómo y cuánto está engarzada y enraizada la gran mayoría de la población shipibo-konibo con las iglesias adventistas y evangélicas en sus diferentes sectas, misiones o divisiones que tienen presencia en el lugar y que distorsionan la mentalidad de sus “creyentes” en torno a mitos como el “sello de la bestia” que en lo que respecta a la vacuna contra el COVID-19, tendrá funestas consecuencias.
§ La ORAU y sus bases tienen una urgente tarea de reformular sus planes de acción operativa y social en relación a los aliados-población.
§ El Estado y las instituciones aliadas deben reformular su actuar en relación al criterio que tienen sobre la difusión publicitaria de las campañas que emprenden con las comunidades nativas y/o aborígenes, debiendo hacerlas en alianza con los comunicadores indígenas y no solamente con medios o programas tradicionales.
§ Es
necesario reflexionar sobre las consecuencias del COVID-19 en torno a su origen
y consecuencias en el contexto del mundo globalizado y la idiosincrasia de
nuestra gente.
ANEXO
N° 01
CANTIDAD
DE POBLACION POR COMUNIDADES Y CASERÍOS Y CANTIDAD DE VACUNADOS POR PUESTO DE
SALUD
N° |
LUGAR |
POBLACION TOTAL |
FAMILIAS |
VACUNADOS[29] |
OBSERVACIONES |
|
PUESTO DE SALUD CAIMITO |
911[30] |
|
127 |
|
1 |
CN Caimito |
522 |
|
66 |
48 vacunados el primer día, 06 vacunados el segundo día por la tarde y
12 vacunados el tercer día por la tarde; gracias al desprendimiento y entrega
del personal de salud, al igual que en los otros puestos de salud. |
2 |
CN Nuevo Loreto |
111 |
|
13 |
|
3 |
CN Buenos Aires |
67 |
|
15 |
|
4 |
Caserío Flor del Imiría |
179 |
|
8 |
|
5 |
Caserío Nueva Generación |
32 |
|
25 |
|
|
PUESTO DE SALUD BELLA FLOR |
293[31] |
67[32] |
126 |
|
6 |
Caserío Bella Flor |
167 |
40 |
45 |
|
7 |
Caserío Santa Clara |
10 |
3 |
9 |
|
8 |
Caserío Pacífico |
46 |
8 |
23 |
|
9 |
Caserío La Perla del Imiría |
29 |
6 |
17 |
|
10 |
Caserío 23 de Diciembre |
41 |
10 |
32 |
|
|
PUESTO DE SALUD JUNIN PABLO |
892[33] |
|
102 |
|
11 |
Caserío Unión Vecinal |
68 |
|
45 |
|
12 |
Caserío 12 de Mayo |
63 |
|
18 |
|
13 |
CN Nueva Yarina |
127 |
|
3 |
|
14 |
CN Junín Pablo |
595 |
|
18 |
10 vacunados por la mañana y 08 el resto del día y madrugada del día
siguiente. Según las coordinaciones realizadas por el grupo de
sensibilización, se tenía previsto que los pobladores de la CN Nuevo Egipto
(Con sólo 01 familia) debían trasladarse para la vacunación en Junín Pablo,
debido a la casi inaccesibilidad para llegar al lugar, pero tampoco llegaron. |
15 |
Caserío Santa Rosita de Chauya |
39 |
|
18 |
|
TOTAL |
2096 |
|
355 |
|
Fuente. -
Municipalidad Distrital de Masisea y Puestos de Salud de Caimito, Bella Flor y
Junín Pablo. Elaboración personal.
ANEXO
N° 2
UBICACIÓN
DE LAS COMUNIDADES Y CASERÍOS DE LOS LAGOS IMIRÍA Y CHAUYA
[1]
Lagos ubicados en el distrito de Masisea, provincia de Coronel Portillo, Región
Ucayali. El Imiría tiene una extensión de 38,14 Km2 y el Chauya cuenta con una
extensión de 34,77 Km2 y entre éstas se encuentra el Área de Conservación
Regional Imiría
[2]
Vocablo shipibo-konibo que se
refiere al poblador andino o poblador de la sierra.
[3]
16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, 17 y que
ninguno pudiera comprar ni vender, sino el que tuviera la marca o el nombre de
la bestia o el número de su nombre.
[4]
Es destacable la entrega desplegada
por todos los miembros del puesto de salud de la comunidad nativa de Caimito,
quienes aceptaron apoyar la campaña de vacunación aún fuera del horario
establecido todos los días que le correspondían de 8 de la mañana hasta la 1 de
la tarde, y vacunaron por tres días subsiguientes de 4 a 6 de la tarde. De igual manera y de similar entrega, es
destacable la participación decidida de los otros trabajadores de los puestos
de salud de Bella Flor y Junín Pablo, donde en ésta ultima fui testigo que el
Lic. Enf. Carlos Mere, como parte de su abnegada labor, vacunó posteriormente a
un poblador del caserío Bella Flor a las 5 de la mañana -porque estuvo
programado salir a las 6:30 am hacia Santa Rosita de Chauya-, informado que
aquel día era el último día que estaría el grupo de vacunación por la zona del
Imiría.
[5]
Masas vegetales flotantes de diversos tamaños y formas, propio del ecosistema
típico de humedal amazónico, compuestas principalmente por el piripiri (Cyperus
articulatus y diversas variedades de la familia Ciperaceae) que abundan en
el lago, asociadas con otras especies de huamas (Echinodorus
macrophyllus (Kunth) Micheli, Pistia stratiotes L., Rhodospatha
latifolia Poepp., Kyllinga pumila Michx., Saccharum officinarum, etc.),
incluso donde crecen árboles de ceticos (Cecropia ficifolia
Warb. ex Snethl.) y otros arbustos, donde conviven con otras especies de
animales, reptiles y aves, pero que en conjunto son el principal soporte para
la alimentación de peces y otras especias ictiológicas del lago.
[6]
Tayassu pecari; animal comestible de la selva, cuya carne es muy
exquisita, parecida a la del chancho.
[7]
Hydrochoerus hydrochaeris; roedor gigante de la selva que vive en las
orillas de los ríos, lagos y quebradas. Se alimenta de hierbas y, según la
creencia de los lugareños, su consumo produce alergias y manchas en la piel del
ser humano.
[8]
Singular de pirales, et supra.
[9]
Red de hilo de nylon, que colocan los pescadores o pueblerinos del lugar, a lo
largo de la orilla o hacia adentro del lago para atrapar los peces.
[10]
(Regionalismo) Voz onomatopéyica
para nombrar cualquier sonido.
[11]
Tabebuia serratifolia Nichols; árbol maderable de la selva, dura y muy pesada, de corteza áspera y flores
amarillas que destacan por sobre el verde follaje del bosque.
[12]
Acción que ya había iniciado la
enfermera Miriam, del puesto de salud de Bella Flor y que al segundo día me
informó que se comunicó con un miembro de la municipalidad de Masisea y le dijo
que ya contaba con la respectiva constancia para Ricachón.
[13] Ministerio de Desarrollo e Inclusión
Social.
[14]
Probable candidato a la alcaldía de
Masisea en las próximas elecciones, quien ya tiene varias candidaturas
perdidas, una con UPP y otras con Fuerza Popular.
[15]
Vocablo shipibo-konibo que significa
hombres cobardes.
[16]
Morando bajo la sombra del Omnipotente: 1
El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. 2 Diré
yo a Jehová: Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.» 3 Él te
librará del lazo del cazador, de la peste destructora. 4 Con sus plumas te
cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad. 5
No temerás al terror nocturno ni a la saeta que vuele de día, 6 ni a la
pestilencia que ande en la oscuridad, ni a mortandad que en medio del día
destruya. 7 Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegarán.
8 Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos. 9
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación,
10 no te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada, 11 pues a sus ángeles
mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. 12 En las manos te
llevarán para que tu pie no tropiece en piedra. 13 Sobre el león y la víbora
pisarás; herirás al cachorro del león y al dragón. 14 «Por cuanto en mí ha
puesto su amor, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha
conocido mi nombre. 15 Me invocará y yo le responderé; con él estaré yo en la
angustia; lo libraré y lo glorificaré. 16 Lo saciaré de larga vida y le
mostraré mi salvación.»
[17]
El juicio ante el gran trono blanco: 11 Vi un gran trono blanco y al que estaba
sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo y ningún lugar
se halló ya para ellos. 12 Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante
Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro
de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en
los libros, según sus obras. 13 El mar entregó los muertos que había en él, y
la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron
juzgados cada uno según sus obras. 14 La muerte y el Hades fueron lanzados al
lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. 15 El que no se halló inscrito en el
libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego.
[18]
Aquel día por la tarde, tuve la oportunidad de departir unos momentos con
Elvis, un morador de Unión Vecinal, quien tras una de mis preguntas me
respondió diciendo: En Unión Vecinal todos tienen su ganado (vacuno) y por
decesión de todos, ellos pastan libremente por todo el caserío porque así
cultivan la canchita y los alrededores. Cierta vez hubo un agente municipal y
una persona mas que quisieron prohibir que los ganados vacunos pastaran
libremente y que cada fin de mes realizaran faenas comunales, al final nadie
asistía, la autoridad se cansó de citar y posteriormente tuvo que salir del
lugar y Unión Vecinal sigue su ritmo de vida cotidiana, donde la casa de la
señora Manuela es tácitamente el “local comunal” donde quien sea que llega de
visita, acude a su grande, amplia y refrescante
casa con techo de shebón (Attalea butyracea).
[19] En alusión a la derrota de Napoleón en la
batalla próxima a la población de ese nombre en Bélgica en 1815.
[20] O Sulla, vocablo quechua que significa
rocío o sereno de la madrugada.
[21] Brachiaria
brizantha. Pasto adaptado y de mayor presencia en la zona.
[22] Pueraria.
[23] Ficus
insípida Willd; árbol maderable de contextura blanda, cuya resina es
utilizada por los lugareños como medicamento curativo para la anemia y la parasitosis,
etc.
[24] Cuniculus
paca; mamímero roedor de tamaño mediano, de exquisita carne, de sabor
similar al cerdo.
[25] Rhytiodus
microlepis; pez de la orden characiforme, de carne blanda y muy agradable.
[26]
Plátano sancochado.
[27] Citrus
paradisi.
[28]
Al llegar de retorno al puerto de la ciudad de Pucallpa y al despedirme de uno
de los miembros de la Cruz Roja le expresé mis disculpas por el cuasi rechazo
de nuestros hermanos de las comunidades a la vacuna contra el COVID-19, a lo
que me respondió diciendo “no te preocupes, reconocemos y respetamos su modo de
pensar”.
[29] Resultados obtenidos por cada Puesto de
Salud, durante la campaña de vacunación contra el COVID-19, primera dosis.
[30] Cifra brindada por el Ing. Aldo Jhon Pino,
responsable de la Oficina de Programación Multianual de Inversiones (OPMI), de
la Municipalidad Distrital de Masisea.
[31] Cifra brindada por el Dr. Bryan Cosinga,
del Puesto de Salud de Bella Flor.
[32] Idem.
[33] Cifra
brindada por el Lic. Enf. Carlos Mere, del Puesto de Salud de Junín Pablo.