ABUJAÍNA
Un día fuiste un sueño,
un encuentro inesperado
entre los árboles y el viento,
a orillas del río Abujao.
Sólo es un sueño,
una ilusión,
suspiré.
Tu insinuante mirada desde
tu ventana,
fue sorpresa mía, y más
grande aún
cuando al tomar tus manos
me arrancaste un atrevido
beso,
lleno de ternura y pasión;
muestra de tu amor, hermosa flora silvestre,
perfumando mi existencia.
La esperada primavera
me regaló tu grácil cuerpo venadil,
en el lecho improvisado del amor prohibido,
extendiendo nuestras raíces
en los discretos corazones,
de este juvenil romance
que nació allá en la distancia.
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