DESDE LAS PROFUNDIDADES
Desde
las profundidades de la inmensidad de la selva escribo este mensaje
desesperado.
Es
que me siento solo, al borde de la locura, de tanto recordar tu cuerpo, tu
figura, tus caricias, que tiempos aquellos, no muy lejanos, disfrutaba
embelesado, ajeno a todo el mundo, soberbio y extasiado en ti, 35.
Ya
no puedo más, no puedo soportar esta soledad del cual soy amante.
El
canto de los pájaros, el trinar de los pajarillos, el gorgoteo de las aves, el
revoloteo de las avecillas, ayer alegres, todo se volvió triste.
Hasta
el cántico de la lluvia se volvió un funeral de susurros tempestuosos, las
nubes han conspirado contra mí, la luna se ha ocultado en el horizonte, el sol
se alejó de la tierra y las estrellas han desaparecido de mi vista.
Desde
las profundidades de la inmensidad de la selva escribo este mensaje
desesperado.
Es
que me siento solo, al borde de la locura, de tanto recordar tu cuerpo, tu
figura, tus caricias, que tiempos aquellos, no muy lejanos, disfrutaba
embelesado, ajeno a todo el mundo, soberbio y extasiado en ti, 35.
Ya
no puedo más, no puedo soportar esta soledad del cual soy amante.
Aquellos
días de pasión, tu amor era fuego que envolvía mi cuerpo que ardía con el
huracán de tus abrazos transportándome cautivo hasta tus bifurcaciones, donde
aplacaba las llamas del deseo lanzándome hacia el abismo de tu vientre cuyas
aguas torrentosas me arrastraban violentas por tus cascadas, apacibles en tus
valles cuyas playas y parajes me devolvían lentamente la vida vigorosa y alegre
sobre el vaivén de tus frescas olas de laguna de los cisnes donde tú princesa
35 consolabas a tu Patito Féolix.
Desde
las profundidades de la inmensidad de la selva escribo este mensaje desesperado,
caminando errante hasta encontrar tus huellas para consuelo de mi sangrante corazón
herido, que lentamente va desfalleciendo, muriendo por ti… 35.