viernes, 7 de octubre de 2022

KENÉ: LAS ENIGMÁTICAS LINEAS DE LA SELVA

KENÉ: LAS ENIGMÁTICAS LINEAS DE LA SELVA



De videos y caminares, de reportajes y vivencias entre las comunidades nativas de Caimito y Junín Pablo y los fantasmágicos lagos de El Imiría y El Chauya, vislumbré el orden de la naturaleza y el geométrico y coreográfico vuelo de los Cushiris o cormoranes (Phalacrocorax brasilianus) que se desplazan en horarios indistintos cubriendo los cielos de estos lugares como si fueran golondrinas o los mosquitos del atardecer, van por miles en bandadas entre lago y lago y quien sabe a donde más; pero ahí van, van desde siempre atrayendo las miradas de lugareños y visitantes y también van sembrando eso que llamamos diversidad florística y humana.

Debajo de este desplazamiento aéreo, a ras del suelo y las cochas, de las tahuampas, están los tenebrosos árboles de renaco que pueblan la selva amazónica formando los renacales cuyas raíces esconden la prehistoria y el origen de la vida. Estas raíces de mil formas y curvaturas hacen de los bosques acuáticos un verdadero cuadro pintado por los yacurunas y sirenas que habitan en sus oscuras aguas que a veces enervan hasta al más experimentado baqueano.

Sobre ellas, los renacos y los cushiris- se levanta portentosa una serpiente aérea que engalana los cielos de la selva: el arco iris de siete colores, que resplandece sobre el cielo estival o estalla refulgente en los oscuros celajes después de alguna tormenta.

Es así como las mujeres shipibas, inspiradas en estos tres elementos de la naturaleza tropical, empezaron a pintar sus cántaros, a colorear sus tejidos, a diseñar sus artesanías, a mimetizar sus rostros con el alineado vuelo de los cushiris y el ondulado multidiverso de las raíces de los renacos y así nació el Kené.

 

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