SÁLVESE QUIEN PUEDA
Pero
el hombre camina a ciegas, se va sin rumbo,
camina
a tropezones, sólo le importa su “yo” y nada más.
Entonces
digo: Nuestra sociedad apesta.
Y
lo sensible se vuelve insensible,
porque
todos perdimos la visión,
nos
la tapamos con las manos;
porque
todos perdimos la audición,
nos
la cubrimos con algodón,
simplemente
no escuchamos, nos distraemos;
porque
todos perdimos nuestras fuerzas
y
no queremos dar las manos
para
levantar al caído,
sólo
porque no le conocemos ¡Quién será!
Porque
todos perdimos el amor
y
endurecemos nuestro corazón, desechando la amistad,
¡Negando
la paz!
Y
todos hacemos nuestra guerra,
nuestra
guerra sin fin,
¡Sálvese
quien pueda!
Pero
el hombre camina a ciegas, se va sin rumbo,
camina
a tropezones sólo le importa su “yo” y
nada más.
Entonces digo: Nuestra sociedad apesta.
Y
lo sensible se vuelve insensible,
porque
cuando alguien necesita de nosotros,
simplemente
negamos posibilidades;
porque
cuando alguien yerra,
simplemente
acusamos traiciones;
porque
cuando somos culpables,
simplemente
negamos,
queremos
ser dueños de la razón
y
sobornamos con dinero que no es nuestro
y
nos burlamos de la justicia ¿Será que es ciega?
¡No
hay justicia!
Sólo
se hace “justicia” con los que menos tienen,
con
los marginales, con los chivos expiatorios.
Y
todos hacemos nuestra guerra,
nuestra
guerra sin fin.
¡Sálvese
quien pueda!
Pero
el hombre camina a ciegas, se va sin rumbo,
camina
a tropezones, sólo le importa su “yo” y nada más.
Entonces
digo: Nuestra sociedad apesta.
Y
lo sensible se vuelve insensible,
porque
decimos creer en Dios,
pero
nuestros actos son contrarios;
porque
decimos creer en Dios,
y
los que gobiernan, matan en nombre de Dios;
porque
decimos creer en Dios,
y
no compartimos el pan con nuestros hermanos,
les
robamos el oxígeno, les estrangulamos;
porque
decimos creer en Dios,
y
estamos podridos por dentro, apestamos.
Entonces
digo: Nuestra sociedad apesta.
Y
libramos guerras interminables,
defendiendo
nuestro “yo” y sus mezquinos intereses,
desde
la derecha hasta la izquierda,
desde
lo ideal hasta lo material.
¡Sálvese
quien pueda!
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