martes, 17 de agosto de 2010

CAMPAÑA ELECTORAL O SECUESTRO DE CONCIENCIAS

En un proceso electoral se puede observar dos aspectos muy importantes: La difusión de la propaganda y la manera de cómo llegan los candidatos al elector. Veamos.

1. La difusión de la propaganda

Los candidatos de las agrupaciones políticas, asesorados por publicistas profesionales o aficionados, acuñan uno o más estilos de spot publicitario. A veces copiado o con destacable creatividad y otros que carecen de ello. En fin, todos tratando de calar en el electorado y sumar preferencias. Se suman a esto los paneles publicitarios de diversos tamaños ubicados a diestra y siniestra obstaculizando el transito, en el peor de los casos. Los volantes, afiches, mosquitos, grafitis, perifoneos, etc., completan la variopinta propaganda electoral, que en ciertos casos son refrendadas con espectaculares pugilatos o batallas campales entre grupos de campaña distintos, disputándose un mural o espacio para sus pintas o mítines.

Asimismo, los que ostentan el poder ó el gobierno de turno,” toman por asalto los medios de comunicación” creyendo que todo lo pueden y obediencia les deben, previo pago nada despreciable de por medio, proveniente de:

a). Las arcas públicas que es dinero de todos quienes aportan al fisco.
b). Aporte de “consorcios y/o empresarios exitosos” que ponen una aguja y luego sacan una barreta.
c). Lavado de dinero o activos, proveniente del narcotráfico o quien sabe de qué medio oscuro.

Estos medios de comunicación, al ser “tomados” con todo el contenido editorial, se parcializan abierta o disimuladamente con el candidato que les “chanca el billete”, haciendo que sus opinión o espacio ya no sea democrático ni mucho menos independiente o imparcial.

En esta andanada de cosas, podemos concluir que la propaganda electoral ya no es una forma de sensibilizar al electorado, sino de asaltar y confundir las conciencias del elector o electora, valga la redundancia ¿Por qué? Porque el común de la gente no define su preferencia por la mejor propuesta o el candidato de mejor reputación o aceptación como buen vecino, sino que dice “uh, ese candidato no vale, ni propaganda tiene, mejor es fulano de tal, porque de él sí se escucha, al otro nada”.


2. La manera de cómo llegan los candidatos al elector

En el mejor término de la palabra, no hay mejor campaña publicitaria, aquella que se realiza “casa por casa”. Esto hace que la relación candidato-elector, sea directa, en primera persona como se dice “atención personalizada”, permitiendo que ambos se conozcan:
a). Cómo es mi candidato: Despierta simpatía o no, es amable o apático, es carismático o antipático, sensible o insensible, solidario o mezquino, etc.
b).Cómo es el elector: En qué condiciones vive, es pudiente o no, está sano o enfermo, es un profesional o no, está empleado o desempleado, es joven o viejo, si tiene ascendencia en su bario, su comunidad o tiene dotes de liderazgo, si tiene iniciativa o no, entre otras características .

Estas condiciones deben ser tomadas en cuenta por ambos actores, que permitirán avizorar al tipo de gobernante y el modelo de vecino.

Sin embargo, esta relación o práctica, casi no se toma en cuenta. Pues el avance de la tecnología y la explosión demográfica han hecho que “el espacio y el tiempo sea relativo”. El candidato cree que al ciudadano le basta un “show electoral” y punto. Y para ello realiza el llamado “mitin” para presentarse como candidato y va llevando tickets de rifas, cartones de bingos, caramelos, comestibles, chocolatadas y hasta artefactos electrodomésticos; eso sin contar el trago, la música (equipo u orquesta), payasos y hasta bailarinas con prendas diminutas.

Con todo esto, el candidato más se parece a un “cachupín”, bufón, comerciante, promotor de fiesta o quizá un Papa Noel, distando a leguas de aquel hombre o mujer que se presenta ante un pueblo para dar a conocer sus ideas, su plan de gobierno, conversar, dialogar con los ciudadanos y vecinos, conocer la expectativa y recoger la propuesta de la gente. Es más, en este pandemónium, también la gente aprovecha y se gana alguito: Sólo asiste al mitin con el afán de ganar la rifa, el bingo o tal o cual premio, bailar o tomar unos tragos mas no ha escuchar las propuestas del candidato y mucho menos analizarlos. Peor aún, espera a que venga el otro candidato y luego dirá “mejor está fulano de tal por que ha traído más cosas que este”
Después de todo, el que más se aprovecha no es la gente, sino el candidato de los grupos de poder: Se aprovechan de la necesidad e ignorancia de la gente, secuestrando sus conciencias.

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