LOS SERES DEL CIELO, EL RÍO Y LA TIERRA
De este
poema sólo brota humo
y en
torbellino sube al cielo, hasta las nubes,
se condensa;
y mi
atmósfera se vuelve gris.
El cielo,
semejante a un inmenso lago,
con
palizadas y espumas que bajan por el remanso Agua Negra,
es un
espacio donde sólo vuelan los negros gallinazos,
deslizándose
en los cirros, planeando como acróbatas paracaidistas ,
dando
vueltas y más vueltas,
descendiendo
y ascendiendo en los confines
de sus carroñeras
existencias.
Los
orgullosos gallinazos del Ucayali,
van y vienen
volando en libertad,
por las
mañanas, por las tardes,
depurando el
medio ambiente del May Ushin.
De este
poema sólo brota agua
y en geiser sube
al cielo, hasta las nubes,
se condensa;
y mi
atmósfera se vuelve clara.
El río,
semejante a un infinito cielo,
con vientos
y nubes arreboladas que viajan
por el
celaje de Nueva Bagazán,
es un
espacio donde sólo nadan las prehistóricas carachamas,
deslizándose
en las corrientes subálveas,
como buzos
exploradores, flotando, surcando y bajando,
descendiendo
y ascendiendo en los confines de sus barrosas existencias.
Las
orgullosas carachamas del Ucayali,
van y vienen
nadando en libertad, desde tiempos inmemoriales,
ofrendándose,
en calciferantes chilicanos
que nutren a
los hombres, mujeres y niños del Apu Paro.
De este
poema sólo brota polvo,
y en ráfaga
sube al cielo, hasta las nubes,
se condensa;
y mi
atmósfera se vuelve verde.
La tierra,
semejante a una inconmensurable isla
con
shebonales y renacales que crecen
por los
bajeales del Utuquinía, el Tamaya y e Manantay;
es un
espacio donde sólo caminan los típicos sajinos,
deslizándose
en las colpas,
revolcándose,
embarrándose como mitayeros errados, descendiendo y ascendiendo en los confines
de sus sobaquíneas existencias.
Los
orgullosos sajinos del Ucayali,
van y vienen
andando en libertad en manadas, desde siempre,
alimentando
con su carne, y su pirón o su shirumbe,
a nuestros
paisanos de Pucallpa y la Amazonía.
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